Cuando nos hablan de autos eléctricos de gama media y alta nos topamos con el Litio, pero para nuestra América en realidad ¿qué significa este mineral que se encuentra en tres paises de preferencia: Chile, Bolivia y Argentina?
Cada caso es particular, en Chile las multinacionales ya han hecho lo suyo , en Bolivia la discusión con los pueblos ancestrales ha sido muy fuerte y en Argentina su sistema federal de gobierno no es que haya facilitado una buena transición a una explotación que ayude realmente a la economía nacional y provincial. En todos los casos el tema ambiental es crítico.
En los tres casos este mineral se encuentra en zonas semidesérticas. Eso significa que aún siendo el paisaje agreste, seco, pedregoso, lo cierto es que allí hay comunidades que cultiva su pancoger y logran vender excedentes. Como el litio necesita agua, esta proviene de las profundidades, no de las lluvias y de caudales que se alcanzan a ver durante las épocas de invierno. DE esta forma el agua es vital para estas comunidades.
Las multinacionales tienen procedimientos de toma de tierras que no son nuevas. Compra o expropiación a través de los representante del Estado, de grupos económicos y en general con el sello de corrupción. No es un hecho nuevo en estas tierras de Suramérica. Las selvas, que están vinculadas al sistema amazónico han sufrido explotación maderera, de biodiversidad y se han dedicado a cultivos industriales y extensos que han distorsionado el medio ambiente, hasta llegar en ciertos lugares a desertizar las tierras con las graves consecuencias que esto representa para el ecosistema continental. La minería en todo el subcontinente ha hecho lo suyo, daños ambientales a todo los niveles posibles y riqueza exportada que bien poco ha ayudado a un mejor vivir de los habitantes de la zonas afectadas.
Como el litio es el oro blanco que está presente en cantidad de accesorios de uso diario no alcanzamos a percibir la dimensión de alteraciones que genera su explotación, no solo medioambientales, agregue temas sociales, familiares, culturales y del derecho de poder vivir dignamente y no convertirse en un indigente más en las grandes ciudades por desplazamiento, y urbes que viven ajenas a estas realidades.
Si usted vive en una ciudad, y su recorrido diario no supera los treinta kilómetros, perfectamente se puede hacer en bicicleta, que entre otras le organiza el tiempo laboral. Cuántas veces nos quedamos más de lo necesario laborando porque no hay más que hacer o porque nos volvimos máquinas de producción. La bici lo hace cumplir su horario, hay que llegar a casa y tarde en la noche se complica.
Economía, salud, bienestar, rapidez y sin necesidad de sobre gastos como estacionamiento, la bici urbana es una solución de movilidad y ambiental que está al alcance de cualquier presupuesto. Eso sí, evite excesos, solo necesita una bicicleta sencilla, eficiente, urbana y cómoda.
Si está pensando en adquirir un E-car, considere lo que realmente representa para el planeta, nuestra América y nuestra gente, es más que una transición energética o una moda