Inicio Editorial Tener tanto no significa aprovechar bien nuestra efímera existencia

Tener tanto no significa aprovechar bien nuestra efímera existencia

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Nos perdemos lo mejor de la vida, buscando el supuesto mejor del mercado.

Es curioso que muchas personas en todo el planeta, buscan llegar a las estrellas y más allá, sin percatarse o por lo menos inquietarse del planeta tan extraño en el que habitamos. Está diseñado para albergar y desarrollar la vida. Casi siempre la consideramos desde nuestra perspectiva, de otros mamíferos grandes, pero se nos olvida que la vida se genera de insignificantes expresiones, que sin ellas no existiría nada en nuestra casa común.

Estos expresiones vitales hacen posible todo, hasta las enfermedades y también la posibilidad de remediar estas situaciones. Pero no lo vemos, a menos que nos encierren por una epidemia, de la cual los recuerdos se van perdiendo en el quehacer diario. Pero ahí están, y ya nos informan de posibles nuevas epidemias, la vida es un constante ir y venir.

La belleza de la naturaleza es apreciada por muchas personas a través de una pantalla de televisión, computador, teléfono o cualquier otro accesorio digital, pero se nos va la vida añorando lo lejano, sin conocer y apreciar lo propio y cercano. Y esto es igual tanto para los que sueñan con visitar medio planeta, como los residente allí visitar el otro lado. Y los que no pueden viajar, la pantalla lo es todo y nada. Muchas razones hacen difícil recorrer el suelo patrio, guerras, inseguridad, infraestructura, costos y tiempo. Todo se junta para quedarnos encerrados ante la pantalla y no salir a recorrer el lugar donde nacimos o habitamos.

Y como casi siempre, seguimos añorando lo que nos ofrece la sociedad de mercado, nos llenan de deseos por cosas que a la final no son tan necesarias o simplemente son totalmente inútiles, aún así perdemos el sueño, la tranquilidad, el ánimo y la alegría por no poseerlas. Y cuando al fin llegan a nuestras manos, la felicidad dura muy poco en comparación a tanto esfuerzo. Revise un poco esas historias en su vida y si por casualidad tiene una habitación llena de cacharros y cajas que hace mucho tiempo están cerradas, es más, ya ni siquiera se acuerda que contienen, creo que es necesario echar una mirada al exterior.

Rodearnos de la naturaleza, de la sencillez, de la libertad del no tener, del placer infinito de no necesitar nada de lo que te presenta el comercio, porque ya lo tienes todo y es la nada, el no necesitar. Lo que hay en casa es lo estrictamente necesario, no hay lugar para cosas innecesarias e inútiles. Los libros tienen su espacio, las fotos familiares, una pantalla como por no dejar y un radio. Bueno conserve su teléfono móvil, pero no lo llene de apps inútiles. Lo estrictamente necesario y que a la final será su decisión.

Una vez libre, busque caminar, relacionarse con el mundo verde, si no puede dejar la ciudad, póngase en el plan de conocer espacios, o si tiene tiempo, el caso de los jubilados de los pocos sesenta años, la acción cívica le abre muchos caminos para ocuparse y construir esos sueños que el trabajo dedicado de gestionar dinero para pagar deudas, no le permitió hacerlo en sus mejores años de vida.

Si es de los afortunados que tiene casa con patio y jardín o de aquellos que pudieron adquirir una casa de campo con terreno para cultivar, manos a la obra. Podrá ver un proceso magnifico de la vida que nos ayuda a entender lo afortunados que somos de estar en este planeta, que nos ha ocultado por tanto tiempo la sociedad materialista, hedonista, soberbia y consumista en la que hacemos nuestras existencias.

Seguiremos viendo promociones de productos de todo orden, los economistas se seguirán quejando por el bajo consumo y las crisis financieras, las políticas de Estado seguirán buscando opciones para que el sistema siga funcionando, la verdad solo ven el mundo que quieren ver, pero no observan como la vida en el planeta tienen todos los problemas y todas las soluciones, basta hacer silencio y aprender a escuchar, cerrar los ojos y aprender a observar desde nuestra conciencia y dejar sentir la vida con sus bellezas minúsculas y sus rutilantes destellos plenos de aromas, sabores, colores, texturas, sonidos, temperaturas que nos rodean a diario.

Entre menos poseamos, más tenemos, porque le dedicamos tiempo a lo que es realmente importante y no a lo que nos obligan desde procesos comunicativos a adoptar el modelo de vida que nos imponen, y que durante la historia de la humanidad, justifica todas las guerras, basta observar la que se esta armando por la defensa de la economía y producción de dos polos opuestos tratando de dominar el mercado del mundo. Piénselo, a la final no nos vamos a llevar nada de esta realidad, cuando termine nuestro ciclo biológico, nada! Quizás solo recordemos lo importante, la generosidad, la sencillez, el no necesitar cosas, pero si el cariño y aprecio de las personas y de nosotros a ellas y el ser solidario.

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