Las investigaciones en salud al interior de las comunidades afrocolombianas permiten generar conocimiento e influir en la toma de decisiones dentro de la atención médica. El Grupo de Investigación Salud de la Mujer de la Universidad de Cartagena, dirigido por el Dr. Álvaro Monterrosa Castro, profesor de esa institución, y cuyos miembros son médicos generales y estudiantes de Medicina, viene enfatizando la importancia de la etnia como determinante del estado de salud. Así mismo, ha señalado la necesidad de identificar problemáticas comunitarias biológicas, psicológicas y sociales que afectan negativamente el bienestar, la percepción de la salud y la calidad de vida de las mujeres afrodescendientes.
Mutaciones de tipo genético relacionadas con la esclavitud trasatlántica que victimizó a sus ancestros, pueden explicar la elevada frecuencia y la severidad de algunas enfermedades que afectan a mujeres y a varones de comunidades afrodescendientes. No se puede dejar de lado que la pobreza, la discriminación, desigualdad y las menores oportunidades educativas, económicas y sociales continúan afectando a muchas personas de esta etnia, y son agravantes para el deterioro de la salud.
Tras estudiar mujeres menopáusicas cartageneras, bolivarenses y de otras regiones colombianas, el Grupo de Investigación Salud de la Mujer ha llegado a varias conclusiones sobre mujeres afrodescendientes. Estos hallazgos, que se exponen a continuación, han sido compartidos en escenarios académicos nacionales e internacionales.
En uno de los estudios realizados se encontró que, en un grupo de mujeres menopáusicas afrocolombianas, hijas de padres afrodescendientes y con piel negra, comparadas con mujeres mestizas, hijas de padres no afrodescendientes, las mujeres afrocolombianas presentaron más síntomas físicos y psicológicos relacionados con la menopausia que las mestizas, lo cual contribuye con un mayor deterioro severo de la calidad de vida. Los dolores músculo articulares, las oleadas de calor y los trastornos del sueño fueron las manifestaciones menopáusicas que las mujeres afrocolombianas relataron con más frecuencia.
En otro estudio, estos investigadores de la Universidad de Cartagena encontraron que la irritación de la vulva y el prurito genital fueron las dos principales manifestaciones del síndrome genitourinario de la menopausia notificados por mujeres afrodescendientes mayores de cuarenta años. En una tercera investigación, los investigadores identificaron que el antecedente del uso de sustancias psicoactivas y la preeclampsia se relacionaron con incontinencia urinaria. Cabe mencionar que una elevada afectación en la salud mental y mayores alteraciones en el sueño se han encontrado en mujeres afrodescendiente del Caribe colombiano, región Pacífica y Urabá antioqueño.
Todo no es adverso, pues en un estudio se identificó que menos del 25% de cuatrocientas mujeres afrodescendientes menopáusicas presentaron disfunción sexual, cifra inferior a la observada entre mestizas (50%) y entre amerindias (80%) de Latinoamérica. Este estudio apoya el imaginario colectivo acerca de que las afrodescendientes pudiesen tener una mejor sexualidad que otras etnias. Además, recientemente el grupo de investigación publicó un estudio en mujeres colombianas mayores de sesenta años residentes en los departamentos de Bolívar y de Santander, donde se encontró que las mujeres afrocolombianas tuvieron menor posibilidad de sarcopenia que las mestizas.
Estos resultados son elementos que la población debe conocer. Las afrodescendientes tienen derecho a recibir atención en salud con oportunidad y eficiencia. El grupo de Investigación Salud de la Mujer propone que la atención médica de las mujeres que acuden a los programas sanitarios debe tener en cuenta lo étnico. En muchas ocasiones la etnia, las etapas vitales y el género se utilizan para fomentar desigualdades. Ser mujer, estar en menopausia y ser afrodescendiente no son razones para violentar o discriminar.