Las teorías establecidas sobre la velocidad de la expansión del universo se cuestionan a medida que se acumulan nuevos conocimientos, lo que deja claro que aún no comprendemos del todo este fenómeno.
La «tensión de Hubble», un fenómeno que destaca las discrepancias entre las mediciones actuales de la expansión del universo y las expectativas basadas en datos previos, especialmente aquellos obtenidos por la misión Planck de la ESA. Contrario a lo anticipado, el universo parece expandirse más rápidamente de lo que los modelos teóricos preveían.
Surge entonces un debate en la comunidad científica sobre si esta discrepancia es el resultado de errores de medición o, lo que es más intrigante, apunta a la necesidad de revisar nuestra comprensión fundamental de la física.
La NASA ha informado que la colaboración, con observaciones emparejadas, entre el telescopio espacial Hubble, con más de tres décadas de servicio, y el telescopio espacial James Webb ha reforzado la teoría de que no son errores de medición lo que estamos viendo, sino indicios de algo más profundo, de fenómenos hasta ahora no comprendidos.
La «constante de Hubble» es el parámetro que cuantifica la tasa de expansión del universo. Sin embargo, surge un dilema debido a que distintos aparatos científicos arrojan valores divergentes para esta constante, fenómeno que ha dado origen a lo que se denomina la «tensión de Hubble».
Adam Riess, físico de la Universidad Johns Hopkins y premio Nobel por descubrir que la expansión del universo se está acelerando debido a un misterioso fenómeno ahora denominado «energía oscura», apunta a esta intrigante posibilidad. «Una vez descartados los errores de medición, lo que queda es la posibilidad real y apasionante de que hayamos malinterpretado el universo», afirma, abriendo la puerta a una reevaluación de nuestra comprensión cósmica.
Una hipótesis sugiere que el exceso de estrellas visibles para los telescopios espaciales podría estar alterando las mediciones, un efecto magnificado por el polvo estelar. Sin embargo, el telescopio Webb, con su avanzada tecnología, promete atravesar este velo de incertidumbre y ofrecer una visión más clara y precisa.
Como especula Reiss, puede que haya algo más a que los números no cuadren. «Ahora hemos abarcado todo el rango de lo observado por Hubble, y podemos descartar un error de medición como causa de la Tensión de Hubble con una confianza muy alta», asegura.
La «escala cósmica de distancias», un método empleado para medir distancias en el universo, ha sido crucial en estos hallazgos. Un equipo liderado por Riess realizó observaciones de estrellas variables Cefeidas en cinco galaxias, incluyendo NGC 5468, situada a 130 millones de años luz de distancia. Los resultados, publicados en The Astrophysical Journal Letters el 6 de febrero de 2024, refuerzan así la idea de que las mediciones han sido precisas, sugiriendo que el desajuste en las tasas de expansión podría deberse a factores aún no comprendidos.
«Combinar el Webb y el Hubble nos da lo mejor de ambos mundos. Comprobamos que las mediciones del Hubble siguen siendo fiables a medida que avanzamos en la escala de distancias cósmicas», afirmó Riess.
La resolución de la «tensión de Hubble» podría estar al alcance gracias a misiones como el telescopio espacial Nancy Grace Roman de la NASA y el observatorio Euclid de la ESA. Estos proyectos buscan profundizar en el misterio de la energía oscura, ese enigmático fenómeno que impulsa la expansión del universo.
Actualmente, de acuerdo con la NASA, la situación se asemeja a tener dos puntos de referencia fundamentales en el estudio del universo: por un lado, las mediciones de la distancia cósmica realizadas por los telescopios Hubble y Webb, ancladas en una extremidad; y por otro, las observaciones del resplandor inicial del universo, captadas por Planck, asentadas en la orilla opuesta. Entre estos dos puntos, la evolución detallada de la expansión universal a lo largo de miles de millones de años sigue sin ser observada directamente, presentando un enigma sobre cómo se ha desarrollado este proceso en el extenso lapso intermedio.
Según Riess, el desafío consiste en conectar nuestra comprensión del inicio del universo con el presente, un misterio que permanecerá al frente de la investigación astronómica hasta que nuevos descubrimientos nos ofrezcan más respuestas.