Un cambio de cultura alimentaria urgente y necesaria
Estamos rodeados de una gran cantidad de productos comestibles que se nos presenta diariamente por los medios de comunicación, por las vitrinas de los Centros Comerciales, y en general por todos los lugares que vamos recorriendo en el día a día en nuestras ciudades y poblados, donde nos ofrecen productos refrescantes, deliciosos, de formas y colores muy atrayentes y en muchos casos con supuestos regalos para los más chicos.
En la realidad no logramos desentrañar la trampa mortal en la que estamos viviendo, y lo peor es que vamos transmitiendo esas formas de mal comer a los más chicos. Los saturamos de golosinas super ricas en azúcares, grasas trans, y una inmensa colección de saborizantes, preservantes y otros químicos que van generando adicción y acabando con la salud en general de nuestro organismo.
La periodista argentina Soledad Barruti, desde ya hace algunos años se atrevió a publicar un texto esclarecedor de lo que representa la industria de productos comestibles en el mundo y con especial énfasis en nuestra América. Publicación que aborda no solo los procesos industriales, además el manejo político, económico, cultural y comunicativo que asegura que la gran industria de productos comestibles siga creciendo, arruinando el medio ambiente con cultivos transgénicos, robando el agua a las comunidades como sucede en México y la Coca Cola, y en general todo ese panorama de negocio y enfermedad que cubre estas industrias globales.
La autora también nos llama la atención en como en las zonas rurales, que se supone se producen alimentos, la dinámica misma de la contratación laboral del campesino, lo vuelven un comprador de productos, dejando de lado en mayor o menor medida la posibilidad de alimentar con el pancoger que puede producir en su terruño. El drama es peor cuando las personas de la ruralidad se dirigen a las ciudades, lo que en muchos casos representa aumentar los cinturones de pobreza y miseria llevándolos a un mal vivir y círculos desastrosos de miseria del los que dificilmente logran salir.
Aquí un aparte de la entrevista con la autora de «Mala Leche» y «Mal comidos», dos textos urgentes por leer.