Nuestro planeta ha experimentado cinco extinciones masivas en su historia, eventos donde la Tierra ha perdido una gran cantidad de especies en un período relativamente corto. Hoy nos enfrentamos a un desafío monumental: la sexta extinción masiva, un fenómeno impulsado principalmente por las acciones del ser humano. En todos los casos es imparable y finalmente hay que adaptarse y buscar la forma más eficiente de sobrevivir y ayudar a que no se aumente el deterioro planetario.
Recordemos las anteriores extinciones, Extinciones del Ordovícico-Silúrico, Extinción del Devónico-Carbonífero, Extinción del Pérmico-Triásico, Extinción del Triásico-Jurásico, Fragmentación de Pangea con erupciones masivas Extinción masiva del Cretácico-Paleógeno.
La Tierra se transformó de tal manera que permitió la aparición de lo que se ha denominado el Holoceno que se caracteriza por la presencia de temperaturas favorables para la vida, se transformaron las placas tectónicas conformando los continentes como los conocemos hoy, y logró adaptar una especie animal muy especial que desarrolló la agricultura, la sociedad como organización y comenzó a transformar su entorno, el Homo sapiens.
Desarrolló diversas civilizaciones, formas sociales y tecnologías para lograr tener cierta comodidad y seguridad en su entorno, no solo de otros animales, principalmente de su propia especie, que en líneas generales desarrollo la guerra para defenderse y para lograr nuevos espacios ya habitados.
Han sido diversos los imperios, pero todos en su más profundo sentir buscar dominar el mundo conocido de cada época, bien de forma militar o de formas económicas o culturales que a la fecha se mantienen para detectar el poder.
Esa forma de ver el planeta como posesión, como un lugar ilimitado de recursos que se puede y se debe explotar para sostener una forma de existencia denominada culta, civilizada, económicamente potente y única, ha llevado a todas las civilizaciones e imperios a la derrota en el tiempo. Hoy las cosas no han cambiado, basta observar las noticias y ver que siguen guerras por las mismas razones de siempre.
Pero hoy nos enfrentamos a un holocausto mayor, acelerado por la ambición humana y su deseo de tener más, hacer más y adueñarse del planeta. Las revoluciones industriales de los tres últimos siglos generaron cambios dramáticos en el Holoceno, hasta el punto que hoy hablamos del Antropoceno como el punto de quiebre de una nueva extinción planetaria.
La destrucción de los ecosistemas en todos los rincones del mundo han quebrantado el equilibrio natural que permitió la vida como la conocemos. Temas como la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación, deforestación, la expansión urbana y la agricultura intensiva están destruyendo los hábitats naturales de las especies a un ritmo acelerado.
La contaminación del agua, el aire y el suelo por químicos, pesticidas y otros desechos tóxicos producto de la industria agrícola y pecuaria está envenenando a las especies y alterando los ecosistemas, con dramáticos ejemplos en la piscicultura.
Al romper el ciclo natural del agua por la destrucción de los bosques en todo el planeta se genera aumento de las temperaturas, el cambio en los patrones de precipitación y la acidificación de los océanos, que es sinónimo de muerte en los océanos y mares del mundo, que entre otras están sobre explotados por la pesca industrial, lo que hace muy difícil la adaptación y supervivencia de diversidad de especies acuáticas de todo orden.
Y si de las aguas mayores nos vamos a ríos y lagos la explotación e industrialización de sus aguas en represas, pesca, minería, canalización y contaminación a todos los niveles las colocan al borde de la extinción.
La pérdida constante de biodiversidad en un sistema cerrado como es la naturaleza, hace que la perdida de una especie afecta a otras muchas y así de forma circular e interdependiente genera repercusiones graves para el planeta y para la humanidad. Los ecosistemas saludables son esenciales para la purificación del aire y el agua, la regulación del clima, la polinización de las plantas y la producción de alimentos para todas las especies que habitan el planeta.
El daño planetario nos conduce inexorablemente a la inseguridad alimentaria, especialmente en las grandes ciudades. La presencia de nuevas enfermedades o el resurgimiento de otras que se suponían estaban controladas por la ciencia. Junto a ello se presentará un aumento mayor de migraciones de todos los lugares del mundo tratando de buscar un mejor estar y la posibilidad de desarrollar la vida personal y familiar.
Esta última realidad llevara hacia adelante el cierre de fronteras, persecuciones, campos de concentración y posiblemente guerras fronterizas de grandes proporciones.
¿Es posible evitar la sexta extinción masiva? En la realidad no es posible considerando que ya han pasado cinco en procesos planetarios y que esta la estamos viviendo hoy y entendiendo que se aceleró el proceso por la acción humana.
Solo nos queda proteger los hábitats naturales que aún están presentes y ayudar a recuperar zonas importantes tanto en la ruralidad como en las ciudades y así crear y ampliar áreas protegidas, revitalizando ecosistemas degradados y reducir la deforestación a todo nivel.
Reducir la contaminación en todos los niveles, desde el uso de los plásticos, el uso de energías renovables y adoptar prácticas agrícolas sostenibles dejando de lado las prácticas agrnómicas y más bien trabajar la tierra desde la Agroecología.
Mitigar el cambio climático a partir de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero tanto de fábricas, industrias pecuarias, movilidad y cumplir con el limite del aumento de la temperatura global que se han establecido en las COP.
Ser protagonistas de un consumo sostenible y así reducir compras innecesarias promovidas por la sociedad de consumo y desecho, evitar el desperdicio y adoptar estilos de vida minimalistas, solo lo necesario.
Todos y cada uno de nosotros tiene la misión de divulgar la necesidad de cambiar nuestras formas de consumo, de movilidad, de habitar la ciudad y el campo y de entender que esta es la única nave espacial que nos alberga y nos permite la vida tal como la conocemos.
Si tiene tiempo, una película que si usted la observa desde lo que representa la crisis climática, nos deja una enseñanza, más allá de distraerse: No mires arriba.