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Viviendo el racionamiento del agua en tiempos de crisis climática

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Podemos vivir con menos gasto de agua y valorar más su presencia en la vida urbana.

Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo tienen que enfrentar y solucionar. Así estamos viviendo los bogotanos y en muchos otros lugares del mundo en donde el agua se va convirtiendo en una necesidad urgente e inaplazable para muchos.

En el caso de este momento en la capital de Colombia, volvemos a tener escasez de agua, y no es la primera vez que esto se presenta. Ya en años anteriores el fenómeno de El Niño nos pasó factura, y sin embargo no aprendemos la lección, y el tema va entre generaciones que lo han vivido y que ahora, por primera vez lo experimentan. De esta forma el mensaje que al igual que hoy, se realizó ayer ya ha perdido su efecto en los habitantes de la urbe.

Es aquí donde la formación ciudadana es necesaria que sea de forma constante. La Crisis Climática que comenzamos a experimentar hace necesario ser entendida por todos. Esto implica consumir menos y aprovechar más. Dejar de tirar y reciclar o colocar bienes en economía circular de forma tal que podamos reutilizar esas materias primas. Esto que es tan sencillo de comprender rompe la paciencia de los industriales, comerciantes, centros comerciales y en general allí donde se vende un bien o un servicio.

Son variados los movimientos minimalistas en el planeta, que lleva implícito el mensaje que menos es más, que es mejor vivir ligero y que finalmente el actual sistema de consumo y de desechar no le sirve al planeta y sus habitantes, entiéndase todos sus habitantes. La escasez nos trae necesariamente a considerar otras formas de vida, de solucionar nuestras necesidades diarias y de como vivimos la ciudad, en donde para muchas personas todo está solucionado. Basta girar el grifo y tenes agua fría o caliente. Encender la estufa y cocinar sin ningún lío de medios energéticos para lograrlo. Luz a cualquier momento,en fin todo solucionado.

Pero no siempre fue así y tampoco lo será en un futuro cercano en la medida que sigamos con nuestro estilo de vida, de consumo y en general del sistema económico mundial, que existe gracias a un comercio que nace de la producción de bienes y servicios, los cuales no necesariamente son vida y bienestar para muchísimas personas y biosistemas. La situación es complicada porque cambiar implica necesariamente la pérdida del poder en todas su instancias, y los que lo tienen hoy no lo van a soltar.

Solo queda lo que estamos aprendiendo en esas semanas, no malgastar el agua. Usarla hasta el tope, recogiendo el agua de la ducha, de la lluvia cuando hay esa posibilidad, de disminuir su consumo en la lavandería de casa, olvidar lavar lo innecesario como vehículos y estar muy atento a esas fugas en tuberías que aumentan de forma considerable el derroche.

En una sociedad tan rica en bienes, tecnología y servicios, hoy, por lo menos en estas tierras, nos recuerdan lo costoso que puede ser la falta total del agua, la energía y de todo lo que se desprende de esos dos pilares de la vida urbana, nuestra comodidad y bien vivir.

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