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Economía circular en acción en la ciudad de Osaki, Japón

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La ciudad de Osaki, al suroeste de Japón, recicla el 80% de sus desechos y no posee una incineradora. Los restos de comida se mezclan con plantas podadas. Al descomponerse, se convierten en un rico compost, casi todo el cual se utiliza en las granjas de la ciudad.

Cuando el vertedero de Osaki, en el suroeste de Japón, alcanzó su capacidad máxima, la incineradora era el siguiente paso lógico. Sin embargo, la ciudad decidió tomarse en serio el reciclaje. Kasumi Fujita, concejala de Osaki, se propuso trabajar con el municipio, el sector empresarial y la comunidad local para ayudar a la ciudad en su preparación hacia un futuro más sostenible. Hoy en día, Osaki, con una población de alrededor de 12.000 habitantes, recicla un notable 80% de sus residuos, y pudo evitar la construcción de una planta incineradora.

«Siempre he querido trabajar en algo relacionado con la crisis climática, y sentía firmemente la necesidad de actuar. Por eso vine a Osaki. Aquí, los residuos se clasifican en 27 categorías diferentes. Como no hay planta incineradora, las bolsas azules van directamente al vertedero sin incinerarse, mientras que las otras 26 categorías se clasifican y reciclan adecuadamente», explica Fujita.

«Por ejemplo, los plásticos se separarán en distintos tipos y luego se comprimen. Los residuos comprimidos se llevan después a fábricas de reciclaje repartidas por todo el país», añade.

Los restos de comida se recogen tres veces por semana con un cubo azul. Se trituran en trozos más pequeños. También se traen plantas podadas, que se mezclan con los restos de comida. Las plantas podadas contienen muchos microorganismos autóctonos. Al descomponerse, los residuos se convierten en un rico compost, casi todo el cual se utiliza en las granjas de Osaki.

Creo que el proceso es muy sencillo y puede practicarse en cualquier parte del mundo. De hecho, nuestro proceso se ha introducido en Indonesia; funcionarios de la ciudad de Osaki y el personal del centro de reciclaje fueron allí para demostrar nuestras técnicas de separación y compostaje de residuos alimentarios. Esto puede convertirse en una solución a un problema al que se enfrentan ahora mismo muchos países en vías de desarrollo.

Realmente creo que la gente debería aprender más sobre el proceso de lo que ocurre con los productos después de usarlos, y lo complejo que es el tema de los residuos. Al mismo tiempo, se darán cuenta de que podemos reducirlos. Las empresas y los gobiernos locales también tienen que entender la situación. Tenemos que movilizar a todos para cambiar las cosas».

Fuente: ONU

Qué debería ser vivir bien en las ciudades de hoy

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La ciudad un cúmulo de aspiraciones económicas impuestas por las leyes del mercado

Cada vez más extensas, con edificaciones más altas, con espacios «precisos», centros comerciales de todo tipo y diseño, vías para transitar en auto o transporte público, servicios de metro, tranvía, ciclorrutas, espacios verdes de diversidad de formas y tamaños, y todos los servicios posible como centros de educación medicina y salud y un presupuesto que soporte el costo desa manera de vivir.

La sociedad de consumo, en la que vivimos desde hace dos siglos, nos estimula a través de los anuncios, los medios y otras sugerencias activas a comprar, adquirir bienes y servicios por doquier. Eso implica que lo mucho o poco que se gane laboralmente hablando, termina hipotecado pagando a bancos, corporaciones y cuanto sistema de crédito se haya diseñado para facilitar que nos endeudamos de forma permanente.

Nadie niega que en las ciudades tener vivienda, auto, electrodomésticos y una gran gama de servicios son importantes, pero ¿son tan absolutamente necesarios? Con la llegada de los años nos damos cuenta que hicimos una carrera maratónica para comprar y gastar y que a la final la mayor parte de todos eso no sirve para nada y que termina, en el mejor de los casos, en ventas de garaje, en donaciones y en el peor en la basura.

Ya no se heredan las viviendas, los muebles y otros objetos durables que han sido reemplazados por descartables y de una corta duración. En muchos casos fueron el producto de la explotación de bosques naturales o industriales para generar muebles, que son desechados por viejos, fuera de moda o porque no se les ha hecho el mantenimiento adecuado. Se reemplazan por aglomerados costosos, de baja calidad y que definitivamente no van a ser heredados. No aguantan el paso del tiempo y no fueron hachos para tal fin.

No contemos con los problemas legales y de guerras familiares por las herencias, casi siempre terminan en pleitos costosos y con un poco de dinero para los demandantes, pero se pierde un patrimonio, especialmente cuando son casas, los apartamentos finalmente están en el aire, y de forma literal.

La sociedad de consumo nos ilusiona con el auto de moda, repletos de cuanto artilugio se pueda considerar en el momento de su compra, pero en nuestras ciudades realmente vale la pena embarcarse en un crédito y una gran cantidad de costos y gastos que con lleva tener una automóvil, o una SUV, en fin, un automotor? Quizás en el diseño urbanísticos norteamericano donde el vehículo personal es muy importante, más allá del nivel de vida, en la realidad es la posibilidad de mantener una gran industria que requiere un consumidor activo de forma permanente.

Así las cosas, más que una necesidad es una imposición comercial, industrial de mercado y que se mueve en la moda. Esto ha llevado a situaciones críticas como la realidad del cambio climático acelerado por los gases de efecto invernadero, pero va más allá. Guerras y despropiación de pueblos enteros en donde esta el petroleo para ser explotado. Confrontaciones infames patrocinadas en la sombra por los intereses de este sector de la economía y de los paises que ordenan la economía mundial.

Así las cosas, y este es un simple ejemplo, basta detenerse en el consumo de electrodomésticos, unos que pasan de moda por el cambio de tecnología (betamax, VHS – Video 8- CD-DVD- memorias SD) y otros por la obsolescencia programada que les da una vita realmente corta, sin que sea todo el artefacto que se ha malogrado, generalmente es una pieza electrónica que se puede recambiar…pero el negocio es que compre nuevo.

Y en eso nos pasamos media vida, lo que hace que vivamos en tensiones y angustias para cubrir los gastos que un sistema económico nos ha impuesto. No es vivir en las cavernas, es pensar sobre nuestras adquisiciones y forma de habitar la ciudad. ¿Vale la pena adquirir tanto para no tener el tiempo de disfrutar la vida habitando una ciudad? Las cosas no son soluciones, la compañía de la familia, los vecinos, grupos de amigos con los que se puedan disfrutar los espacios urbanos es mucho mejor que las cosas.

Sentir que se está vivo porque se puede caminar, montar en bicicleta, conversar en el transporte público, en un parque, disfrutar de un café con tiempo es mucho mejor que llenar nuestras viviendas con ropa que no usaremos, aparatos que no son indispensables, vehículos que nos atormentan y sume su esfuerzo personal para cuidar el planeta que es expoliado por las industrias y las economía mundiales que nos imponen formas de consumir y de vivir.

Un cambio de cultura alimentaria urgente y necesaria

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Estamos rodeados de una gran cantidad de productos comestibles que se nos presenta diariamente por los medios de comunicación, por las vitrinas de los Centros Comerciales, y en general por todos los lugares que vamos recorriendo en el día a día en nuestras ciudades y poblados, donde nos ofrecen productos refrescantes, deliciosos, de formas y colores muy atrayentes y en muchos casos con supuestos regalos para los más chicos.

En la realidad no logramos desentrañar la trampa mortal en la que estamos viviendo, y lo peor es que vamos transmitiendo esas formas de mal comer a los más chicos. Los saturamos de golosinas super ricas en azúcares, grasas trans, y una inmensa colección de saborizantes, preservantes y otros químicos que van generando adicción y acabando con la salud en general de nuestro organismo.

La periodista argentina Soledad Barruti, desde ya hace algunos años se atrevió a publicar un texto esclarecedor de lo que representa la industria de productos comestibles en el mundo y con especial énfasis en nuestra América. Publicación que aborda no solo los procesos industriales, además el manejo político, económico, cultural y comunicativo que asegura que la gran industria de productos comestibles siga creciendo, arruinando el medio ambiente con cultivos transgénicos, robando el agua a las comunidades como sucede en México y la Coca Cola, y en general todo ese panorama de negocio y enfermedad que cubre estas industrias globales.

La autora también nos llama la atención en como en las zonas rurales, que se supone se producen alimentos, la dinámica misma de la contratación laboral del campesino, lo vuelven un comprador de productos, dejando de lado en mayor o menor medida la posibilidad de alimentar con el pancoger que puede producir en su terruño. El drama es peor cuando las personas de la ruralidad se dirigen a las ciudades, lo que en muchos casos representa aumentar los cinturones de pobreza y miseria llevándolos a un mal vivir y círculos desastrosos de miseria del los que dificilmente logran salir.

Aquí un aparte de la entrevista con la autora de «Mala Leche» y «Mal comidos», dos textos urgentes por leer.

Una enfermedad con la que hay que tener cuidado: hepatitis vírica

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Las muertes por hepatitis aumentan porque muy poca gente es tratada. OMS

El número de vidas que se pierden por infecciones de hepatitis vírica va en aumento y ya supone 3500 muertes diarias, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La enfermedad es la segunda causa infecciosa de muerte en el mundo, con 1,3 millones de fallecimientos al año, los mismos que la tuberculosis, otra de las principales causas de muerte infecciosa, según el Informe Mundial sobre la Hepatitis 2024 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Este informe presenta un panorama preocupante», ha declarado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la agencia de la ONU. «A pesar de los progresos a nivel mundial en la prevención de las infecciones por hepatitis, las muertes están aumentando porque muy pocas personas con hepatitis están siendo diagnosticadas y tratadas.»

Aunque se dispone de mejores herramientas para el diagnóstico y el tratamiento y los precios de los productos están bajando, las tasas de cobertura de las pruebas y el tratamiento se han estancado, afirma la OMS. Sin embargo, alcanzar el objetivo de eliminación en 2030 debería ser posible si se toman medidas rápidas ahora, dijo la agencia.

Nuevos datos de 187 países muestran que el número estimado de muertes por hepatitis vírica aumentó de 1,1 millones en 2019 a 1,3 millones en 2022. De ellas, el 83% fueron causadas por la hepatitis B y el 17% por la hepatitis C. Más de 6000 personas se infectan cada día con hepatitis vírica, según el informe.

Las estimaciones actualizadas indican que 254 millones de personas viven con hepatitis B y 50 millones con hepatitis C en 2022. La mitad de la carga de infecciones crónicas por hepatitis B y C corresponde a personas de 30 a 54 años, y el 12% a niños. Los hombres representan el 58% de todos los casos.

En todas las regiones, solo el 13% de las personas que viven con infección crónica por hepatitis B habían sido diagnosticadas y aproximadamente el 3%, o siete millones, habían recibido terapia antiviral a finales de 2022, muy por debajo de los objetivos mundiales de tratar al 80% de las personas que viven con hepatitis B y hepatitis C crónicas para 2030.

La carga de la hepatitis vírica también varía según las regiones. La región de África soporta el 63% de las nuevas infecciones por hepatitis B, pero a pesar de esta carga, solo el 18% de los recién nacidos de la región reciben la vacuna de la hepatitis B al nacer.

En la región del Pacífico occidental, donde se produce el 47% de las muertes por hepatitis B, la cobertura del tratamiento es del 23% entre las personas diagnosticadas, un porcentaje demasiado bajo para reducir la mortalidad. Además, a pesar de la disponibilidad de medicamentos genéricos asequibles contra la hepatitis vírica, muchos países no consiguen adquirirlos a estos precios más bajos.

El informe esboza una serie de medidas para avanzar en un enfoque de salud pública frente a las hepatitis víricas, diseñadas para acelerar el progreso hacia el fin de la epidemia para 2030.

Entre ellas se encuentran la ampliación del acceso a las pruebas y diagnósticos, el refuerzo de los esfuerzos de prevención en atención primaria y el paso de las políticas a la aplicación para un tratamiento equitativo. Sin embargo, la financiación sigue siendo un reto, ya que los niveles actuales son insuficientes para satisfacer las necesidades.

Según la OMS, esto se debe a una combinación de factores, como el escaso conocimiento de las intervenciones y herramientas que ahorran costes y la existencia de prioridades sanitarias contrapuestas.

Fuente: OMS

Alimentos o comestibles, hay que distinguirlos

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La industria de alimentos que va de la mano de la Ingeniaría de alimentos, ha desarrollado durante décadas productos muy atractivos en cuanto color, sabor, textura, formas y presentaciones y no tienen nada que ver con los alimentos. Son una combinación de agentes químicos que literalmente nos engañan para aceptarlos como alimentos, y no lo son.

Un alimento proviene de un ser vivo, entendido como vegetales y animales preferentemente, lo que no excluye minerales que son vitales para nuestro sistema en general.

Ahora bien, la pregunta clave, ¿Cómo se han cultivado las plantas y cómo se han criado los animales que consumimos? Y ahí, algo que debería ser natural y sano, resulta que se ven contaminados por agroquímicos y piensos que provienen de esos cultivos manejados por la agronomía. Lo que importa es la cantidad, el estándar de forma, tamaño y color…en realidad criaturas al estilo Frankestein.

En las grandes ciudades la red de supermercados, de distintas marcas, representan el escenario de la agroindustria, tanto en productos procesados como puestos en góndolas como frutas, verduras, cárnicos y panadería. Todos obedecen a un proceso industrial que debe redituar dinero suficiente que incluye ganancias y todo el sistema de operación de esta cadenas, que en la realidad comienzan en los campos y terminan en la mesa, la lonchera o un pasaboca durante el día.

Además de un sistema económico, estos productos por su origen, tratamiento de conservación terminan generando enfermedades muchas de ellas tan críticas como cáncer , obesidad, diabetes, hipertensión y las que se deriven de estas. En cuanto a los productos procesados o de paquetes, la situación es peor, en muchos casos solo son químicos que se ofrecen como comestibles, la verdad es que son bombas de enfermedades. Muchos de estos van dirigidos a los niños, futuros consumidores de comestibles y de servicios médicos complejos.

Para comer bien hay que reconocer los alimentos, que provienen de cultivos agroecológicos, de animales, aves y peces criados de forma natural y libre, los establos, corrales y acuarios no son precisamente el mejor espacio para producir cárnicos sanos. En nuestra América las tradiciones campesinas, tienen mucho que ver con procesos agroecológicos, permiten alimentos sanos, solo que hay que ir a buscarlos o propiciar asociaciones campesinas que puedan ofrecer alimentos a precios accesibles, aprovechando medios distintos a las tradicionales redes de distribución de las grandes superficies.

Un especialista en el tema nos acerca a esta realidad del campo y los alimentos, el Ingeniero Agroecológico Jhon Monje.

El Litio entre la riqueza y la devastación ambiental

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Un texto necesario para aproximarse a este mundo de la minería del litio en nuestro continente

El texto de Ernesto Picco arranca así: » Hay un problema con el litio. El litio no es como el oro, que en forma de lingotes, joyas o monedas ha excitado sueños de riqueza durante siglos. El oro -la idea del oro, sus imágenes, formas y posibilidades- ha justificado expediciones suicidas, colonizaciones y matanzas sin culpa. Mas o menos igual que la plata. Solo que, mientras noventa por ciento del oro se utiliza hoy para hacer joyas y sostener reserva de inversiones, la plata se usa mayoritariamente con fines industriales: armas, circuitos, compuestos para medicina y fotografía. Algo parecido ocurre con el cobre: Lo puedes ver en cables, alambres o monedas de uso corriente.

El problema con el litio es que no lo ves. Y, sin embargo, está ahí, movilizando millones de dólares, euros y yenes entre paises centrales y periféricos. Y, mientras hace eso, va poniendo a pueblos ancestrales en pie de guerra, en pleno siglo XXI»….

Una publicación del 2022 que nos acerca al drama que representa esta riqueza que se escapa de las manos latinoamericanas y que generan un daño ambiental y humano de proporciones. En la vida diaria tenemos litio en todo tiepo de accesorios que usan baterías de este mineral y que ciertamente facilita la vida, principalmente en las ciudades.

Si quiere acercarse al tema de esta tecnología que lo invade todo, este texto del Doctor Ernesto Picco, un argentino que sabe muy bien de esta realidad minera que a la larga se va convirtiendo en un espejismo, lo enfrenta a una situación muchas veces tan ajena que tiene mucho que ver con nuestros consumos de la vida diaria.

E-cars ¿son tan amigables con el planeta?

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Más que simple movilidad ecológica, el Litio es un protagonista de variedad crisis en Suramérica

Cuando nos hablan de autos eléctricos de gama media y alta nos topamos con el Litio, pero para nuestra América en realidad ¿qué significa este mineral que se encuentra en tres paises de preferencia: Chile, Bolivia y Argentina?

Cada caso es particular, en Chile las multinacionales ya han hecho lo suyo , en Bolivia la discusión con los pueblos ancestrales ha sido muy fuerte y en Argentina su sistema federal de gobierno no es que haya facilitado una buena transición a una explotación que ayude realmente a la economía nacional y provincial. En todos los casos el tema ambiental es crítico.

En los tres casos este mineral se encuentra en zonas semidesérticas. Eso significa que aún siendo el paisaje agreste, seco, pedregoso, lo cierto es que allí hay comunidades que cultiva su pancoger y logran vender excedentes. Como el litio necesita agua, esta proviene de las profundidades, no de las lluvias y de caudales que se alcanzan a ver durante las épocas de invierno. DE esta forma el agua es vital para estas comunidades.

Las multinacionales tienen procedimientos de toma de tierras que no son nuevas. Compra o expropiación a través de los representante del Estado, de grupos económicos y en general con el sello de corrupción. No es un hecho nuevo en estas tierras de Suramérica. Las selvas, que están vinculadas al sistema amazónico han sufrido explotación maderera, de biodiversidad y se han dedicado a cultivos industriales y extensos que han distorsionado el medio ambiente, hasta llegar en ciertos lugares a desertizar las tierras con las graves consecuencias que esto representa para el ecosistema continental. La minería en todo el subcontinente ha hecho lo suyo, daños ambientales a todo los niveles posibles y riqueza exportada que bien poco ha ayudado a un mejor vivir de los habitantes de la zonas afectadas.

Como el litio es el oro blanco que está presente en cantidad de accesorios de uso diario no alcanzamos a percibir la dimensión de alteraciones que genera su explotación, no solo medioambientales, agregue temas sociales, familiares, culturales y del derecho de poder vivir dignamente y no convertirse en un indigente más en las grandes ciudades por desplazamiento, y urbes que viven ajenas a estas realidades.

Si usted vive en una ciudad, y su recorrido diario no supera los treinta kilómetros, perfectamente se puede hacer en bicicleta, que entre otras le organiza el tiempo laboral. Cuántas veces nos quedamos más de lo necesario laborando porque no hay más que hacer o porque nos volvimos máquinas de producción. La bici lo hace cumplir su horario, hay que llegar a casa y tarde en la noche se complica.

Economía, salud, bienestar, rapidez y sin necesidad de sobre gastos como estacionamiento, la bici urbana es una solución de movilidad y ambiental que está al alcance de cualquier presupuesto. Eso sí, evite excesos, solo necesita una bicicleta sencilla, eficiente, urbana y cómoda.

Si está pensando en adquirir un E-car, considere lo que realmente representa para el planeta, nuestra América y nuestra gente, es más que una transición energética o una moda

Resilencia la clave para lograr una ciudad posible para vivir bien

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Una ciudad con tiempo para poder vivir y no solo existir

Es la pregunta que nos hacemos todos los días, los que vivimos en grandes ciudades, que se han transformado con el tiempo en lugares de trabajo y estudio.

Hoy la conurvación hace muy dificil tener lugares verdes que nos puedan acertcarnos a un ambiente más natural.El cemento, concreto y asfalto ocupan el espacio que se requiere para tener una vida sana. La contaminación visual, auditiva, del aire, del agua y en general el diseño que se busca para optimizar los terrenos con construcciones altas, muy contradas y en espacios de vivienda muy reducidos, dificultan llevar una vida en armonía.

Los autos y en general el transporte que usamos todos los dias congestionan las vías pero especialmente nuestras vidas. No solo aumentan los niveles de contaminación, además de los gastos propios de su uso nos llena de ansiedad, en algunas ciudades rodar por las calles toca hacerlo extremando nuestra sensación de seguridad. Puertas bien aseguradas, vidrios arriba, no dejar nada a la vista y manejar a la defensiva todo el tiempo. Manejar ya no es un placer.

Las ciudades se van subdividiendo en sectores con características propias, que no duran para siempre. Muchos sectores que en otros tiempos eran los preferidos, ahora son solo ruinas, mal vivir y en muchos casos lugares donde la vida no vale nada, narcotrafico, alcoholismo, drogadictos a todos los nivles, prostitución y en gneral la runa fpisica, humana y ambiental de lo que fuera un buen lugar.

Cabe entonces la pregunta, ¿es posible una ciudad para vivir bien? Requeire visión de los administradores, pero de forma especial la colaboración y decisión de los habitantes para hacerlo posible. El orden, la limpieza, el cuidado permanente de las zonas verdes, entendendidas como parques, jardines y aceras embellecidas con jardineras hacen la difrencia.

El repeto a las paredes ajenas, al espacio público, al amoblamiento urbano, mantener bajo el volumen de radios de todo orden y así bajar el estres que implica la contaminación auditiva, eso sin considerar el ruido estrambótico de escapes de autos y motocicletas, hacen posible un mejor vivir.

Todo depende de nosotros mismos, de los habitantes de la ciudad, de las unidades residenciales. Esperar que las administraciones municipales, especialmente en las ciudades latinoamericanas hagan la labor, es en muchos de los casos una total frustración.

En esta parte del siglo el compromiso personal por hacer posible un buen vivir es la clave del cambio, no de otra forma se logrará.

Biciurba

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El buen vivir en este siglo

Después de varios años de ausencia, vuelve este sitio para conversar sobre las posibilidades de lograr un mejor lugar para vivir: nuestro planeta.

Desde la ciencia, la academia, el conocimiento popular, y todas aquellas opciones que nos pueden brindar respuestas a las inquietudes de esta parte del siglo, que para algunos es totalmente apocalíptico, para otras es la oportunidad de nuevos desarrollos tecnológicos, y la contribución de muchísimas personas para hacer de nuestras ciudades y campos lugares dignos, humanamente más cercanos y socialmente justos.

Al igual que las bicicletas, podemos ir lento o muy rápido, en zonas pavimentados, caminos francos o montañas escarpadas que en todos los casos nos retan a ser mejores seres humanos.

Bienvenidos.

Un momento para comenzar escribir y compartir con ustedes

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La bicicleta, una forma inteligente de vivir la ciudad

Esta parte del siglo tiene sus urgencias, crisis y ponteciales esperanzas para poder superar la historia que hemos venido arrastrando de siglos anteriores, el 19 y el 20, donde se van terminando los grandes imperios colonialistas, especialmente el Británico, que de alguna forma fue el combustible de las dos Guerras Mundiales, y después una Guerra Fría que pensabamos superada, pero que vuelve a sentirse con el tema Ruso y Ucrania y el tema terrible de Palestina e Irsael.

Toda esa locura transita por el poder económico de la industrialización, la energía para poder sostenerla y el comercio global, que si bien nos trae de todo como en botica, los problemas comerciales y las estrategías económicas nos llevan de nuevo, si es que hemos salido alguna vez, a tiempos de Guerra Fría.

¿Qué hacer ante esta realidad desde el poder individual que tiene cada ser humano para transformar su contexto? Bueno BICIURBA pretende ayudar a encontrar caminos posibles, tanto urbanos como rurales, para defender el planeta, la existencia y diseñar un buen vivir desde la sencillez, la tecnología y recuperar viejas formas de hacer las cosas, que en la realidad si funcionan y no desentonan con este siglo digital.

Sean bienvenidos y vamos a recorrer desde una bicicleta senderos que nos permitan un buen vivir.

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